“Es una lástima que tengas una hermana tan hermosa y tú seas tan extremadamente fea y estés tan celosa de ella”
Fui testigo de estas aniquilantes palabras varias veces por parte de su madre cuando Diana aún era una niña, tal vez por mi culpa… no me di cuenta de cuándo debía parar de crecer, empecé a sobresalir en su rostro, en medio de su cabello negro, rizado y d
e sus ojos profundos; fui testigo de su sufrimiento, en muchas ocasiones sentí cómo enormes gotas de agua rodaban y me acariciaban al pasar por mi lado, eran tibias y suaves, eran lágrimas de dolor.
e sus ojos profundos; fui testigo de su sufrimiento, en muchas ocasiones sentí cómo enormes gotas de agua rodaban y me acariciaban al pasar por mi lado, eran tibias y suaves, eran lágrimas de dolor.
Pocas veces las volví a sentir, la última vez fueron ocasionadas por Nicky, su nieto, quien se afeitó la cabeza, pilatuna de un niño…pero ella explotó en llanto, me logró asustar y sus palabras aún más…“no hay suficiente fealdad en el mundo!,¿ por qué añadir más?", creo que estaba repitiendo el comportamiento de su madre.
En los últimos días no hemos visto a nadie, desde que empeoramos hemos estado condenadas al aislamiento, no quiere que nadie sea testigo del deterioro de su salud y de su físico, no he podido volver a oler, a sentir, a apreciar la belleza que tanto nos obsesionaba.
Una expresión de su inconsciente nos llevó a desarrollar la habilidad para descubrir lo bello en las cosas poco convencionales, a apreciar la excentricidad, para encontrar lo perfecto en lo imperfecto.
Afortunadamente, su carácter recio y su mirada fuerte lograron esconder el peso de ser el patito feo de la familia a lo largo de su vida; buscó en el status y en el dinero la aprobación que le hizo falta desde pequeña, le faltó que le dijeran que era hermosa, sin importar que no encajara con el prototipo de la belleza americana.
Ella fue el resultado de la determinación. Los que la conocieron como yo, entendieron por qué se esforzó tanto por llevar una vida perfecta ante los demás: consiguió que la gente la admirara, que las mujeres la quisieran imitar, alcanzó a manejar los hilos invisibles que se entretejen al interior de un mundo sórdido. En sus manos, la frivolidad, la decadencia, el hedonismo, la arrogancia se convertían en encanto.
Siempre trató de romper los paradigmas e ir contra lo que dictaba la sociedad, para ella no había nada peor en la vida que ser exactamente igual a como la sociedad exigía, incluso llegó a retar a sus contemporáneas de una forma irónica y sarcástica con su columna “Why don’t you…” pedía gritos a las mujeres que aprendieran a ser ingeniosas y haciendo algo diferente por sí mismas…En el fondo creo que era su alma desesperada la que gritaba para ser libre, para ser entendida y valorada.
Seguramente por eso amó los años 60’s, sintió que la originalidad y la individualidad eran celebradas, se sentía más cómoda, se sentía ella, nos permitía sentir y experimentar, embriagarnos descubriendo nuevos talentos como Dovima, Suzie Parker, Veruscka, Twiggy, sin contar a numerosos fotógrafos y artistas que iban y venían a diario, buscaban su aprobación, ella se convertía en la implacable juez, desechaba lo viejo y anunciaba lo nuevo.
Era joven de nuevo, nos divertíamos en un baile… Fue nuestro último recuerdo en la cama de este hospital.. ¡No paren la música o le diré a mi padre! Fueron sus últimas palabras, fue nuestro último aliento.
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